Verbalizar la realidad, ¡qué difícil es!

La comunicación puede convertirse en una herramienta generadora de un cambio positivo hacia la discapacidad en la sociedad. Y ese efecto transformador pasa por el uso preciso del lenguaje, como defendí en las XXI Jornadas Nacionales de la Asociación Roosevelt 'Por una Sociedad Inclusiva' celebradas en Cuenca.

Periodista de vocación y formación, he trabajado en la redacción de la agencia de noticias Servimedia durante más de 20 años y actualmente aporto mi experiencia profesional en el departamento de Comunicación corporativa de ILUNION. Además, soy miembro de la Asociación Nacional del Síndrome de Treacher Collins, una enfermedad rara congénita y discapacitante; así que, por triple partida, estoy muy sensibilizada y concienciada con el lenguaje sobre discapacidad.

Como decía, soy una firme defensora de la utilización precisa del lenguaje, que no de los eufemismos. Desde el mundo de la Comunicación y el Periodismo es necesario hacer un esfuerzo para evitarlos, para no caer en esa tendencia a evitar la expresión personas con discapacidad y hablar, en su lugar, de personas diferentes, personas con necesidades especiales, personas con diversidad funcional… etc.

En una entrevista en el diario El Mundo, el periodista y político Raúl Gay ahondaba en esta cuestión y afirmaba que “hay una diferencia entre rechazar términos ofensivos y crear expresiones vacías de contenido que no hacen referencia a la situación real”.

Me estoy acordando también de la intervención, a principios de noviembre, del diputado Nacho Tremiño, anterior director general de Políticas de Apoyo a la Discapacidad, durante el debate de la Proposición de Ley de la Comunidad de Madrid de reforma de la Ley Orgánica de Régimen Electoral, para debatir el derecho a voto de las personas con discapacidad intelectual privadas de sufragio.

Al inicio de su intervención, Tremiño afeó a una diputada que hubiese hablado de personas con diversidad funcional, una expresión utilizada mucho últimamente, en lugar de personas con discapacidad: “Yo no soy y no me moriré siendo diverso funcional, soy persona con discapacidad”, dijo, en una afirmación que comparto. Creo que este es un debate necesario para eliminar prejuicios y tabúes.

¿CUÁL ES EL PROBLEMA?

La cuestión es ¿qué problema hay en utilizar la expresión ‘personas con discapacidad’? A mí, como persona con discapacidad, no me molesta. Considero que no tiene ninguna carga negativa, es más, describe un hecho. Yo soy sorda y, por tanto, tengo una discapacidad, en este caso, auditiva. Lo tengo más que asumido, porque la discapacidad es parte de mi vida, de mí día a día.

Personalmente, no me identifico con la expresión ‘diversidad funcional’, pues, si me atengo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), no me considero que tenga una variedad o abundancia de varias desemejanzas. Tengo una discapacidad. Punto. Y las personas con discapacidad conformamos un mundo diverso, tan amplio como discapacidades existen.  

No obstante, es cierto que la RAE debería revisar con urgencia la definición de la palabra ‘discapacidad’ (“Cualidad de discapacitado”. Discapacitado: “Dicho de una persona que tiene impedida o entorpecida algunas de las actividades cotidianas consideradas normales, por alternación de sus funciones intelectuales o físicas”). No solo adjetiviza la discapacidad, sino que la define en unos términos poco afortunados.

Si la RAE debe replantear la definición de ‘discapacidad’, no digo ya la Constitutción Española, que en su artículo 49 habla de “disminuidos”  o muchas de nuestras leyes, que aún recogen un término tan peyorativo como “minsuválido” (término proveniente del latín: minus 'menos' y válido). No tengo menos aptitudes que otras personas, tengo las mías, y, desde luego, no me considero menos válida que nadie. Esos sí son, a mi juicio, términos peyorativos, limitantes y restrictivos.

De hecho, esta falta de uniformidad en el lenguaje legal o jurídico dificulta la búsqueda de información administrativa relacionada con las personas con discapacidad.

Precisamente, en su ‘Decálogo para una imagen social apropiada de la discapacidad”, que recomiendo vivamente y al que nos atenemos en el departamento de Comunicación del Grupo, el Comité español de representantes de personas con discapacidad (CERMI) señala en el que señala que “puede causar cierta perplejidad la variedad de palabras con las que designar la discapacidad y a las personas que la presentan”.

ABRIENDO CAMINO

Aunque apunta que en el fondo, esa variedad de términos lo que muestra es “una evolución en la búsqueda de un lenguaje que no estigmatice ni prejuzgue menor valor”, el CERMI señala que “actualmente, existe una forma generalizada y con amplio consenso, incluso normativo en el plano internacional, que se considera correcta: Discapacidad y personas con discapacidad (Es la apropiada)”, que, además, es la terminología que utiliza la ONU en la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad, firmada y ratificada por España.

Es necesario erradicar el uso de términos como minusvalía, minusválido, inválido, incapaz… pero no creo que sea el caso de la palabra discapacidad. Discapacidad no es incapacidad, no nos confundamos. Como tampoco se padece, se tiene. Se sufre la discriminación, la poca inclusión laboral, la falta de accesibilidad en función de la discapacidad, el rechazo, la ignorancia, los prejuicios, el paternalismo, la estupidez ajena.

Estamos tan obsesionados con lo políticamente correcto que, al paso que vamos, terminaremos por no saber comunicarnos entre nosotros. De ahí la importancia de un lenguaje común y preciso, que no rígido. El lenguaje es algo vivo que evoluciona, o involuciona, según la sociedad, crea conciencia, forja ideas. El uso del lenguaje que utilizamos para hablar de discapacidad es algo que me apasiona y siempre estoy abierta a escuchar otras opiniones que me permitan reflexionar sobre esta cuestión.   

Precisamente de los eufemismos, del lenguaje paternalista, de la precisión del lenguaje habla en este vídeo que viene a continuación, y con el que concluyo este post, la psicopedagoga argentina Constanza Orbaiz en una memorable charla TEDx.

https://www.youtube.com/watch?v=4NuF4HD94Qs&feature=youtu.be

Vicky Bendito trabaja en el departamento de RSC, Comunicación y Relaciones Institucionales de ILUNION  

Twitter @Vicky_Bendito

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