
La lengua de signos enriqueció mi vida
Me llamo Rebeca González Pascual y llevo 9 años trabajando como técnico de prevención de riesgos laborales (PRL) en ILUNION Facility Services (Abre en nueva ventana), donde prestan servicio unas 450 personas con discapacidad auditiva en los distintos centros especiales de empleo que integran el grupo.
A los 7 meses de empezar a trabajar, nuestro jefe de departamento tuvo la genial idea de matricularnos a dos técnicos del servicio de prevención mancomunado en el primer nivel de comunicación en lengua de signos española, en la Federación de Sordos de Madrid.
Este primer encuentro con la lengua de signos lo recuerdo como un auténtico flechazo. Descubrir una nueva lengua, tan peculiar, tan diferente, tan rica… ¡cómo se pueden decir tantas cosas con las manos y la expresión facial y corporal! Cada signo que aprendía era como viajar a un sitio donde nunca había estado.
Tanto me gustó la experiencia que acabé los tres niveles de comunicación y me lancé a preparar el ciclo formativo de interpretación de lengua de signos a distancia, que acabé con bastante esfuerzo en el año 2015.
Desde entonces he vivido muchas anécdotas, unas bonitas, otras divertidas.
Recuerdo el día que ayudé a un chico que estaba perdido por la oficina. Tenía una entrevista de trabajo y le indiqué dónde debía ir. Él se echó a reír. Pasado un rato me di cuenta, ¡¡le había hecho el signo de ‘novio’ en vez del de ‘entrevista’!! Ambos signos son muy parecidos, así que supongo que entendió algo relacionado con ‘novios’ que le hizo bastante gracia. Igual que a mí, cuando me percaté de mi error.
Pero, sin duda alguna, lo más enriquecedor para mí es cuando imparto cursos de prevención a trabajadores sordos. Poder explicarles cómo actuar ante una emergencia y comprobar que interiorizan esa información tan importante, hace que me sienta muy orgullosa de mi esfuerzo por haber aprendido esta lengua. Además, en muchas ocasiones, son ellos quienes se acercan para darme las gracias (uno incluso me regaló una pulsera que él mismo había hecho a mano) y eso me hace muy feliz.
El aprendizaje de esta lengua me ha hecho acercarme y conocer más y mejor el mundo de las personas sordas. En nuestro departamento de PRL estuvimos analizando las carencias formativas que podían llegar a tener estas personas, ya que la mayoría de ellas no comprenden un texto escrito, a no ser que alguien se lo explique signándolo. Por esta razón se nos ocurrió hacer dos vídeos info-formativos de PRL en lengua de signos para dos de los sectores donde más trabajadores sordos tenemos: el de limpieza y el de outsourcing.
Ésta fue la experiencia laboral más bonita que he vivido nunca. Aunque fueron unos meses de trabajo muy duro (buscar subvenciones para costear el proyecto, preparar guiones y escenas, buscar a trabajadores sordos que pudieran hacer de actores en el vídeo, etc), el esfuerzo se vio doblemente recompensado.
En primer lugar, porque creamos un material pionero en España que ha servido a muchos trabajadores (tanto de nuestra empresa como de fuera de ella) para trabajar en un entorno laboral más seguro. En segundo lugar, porque nos dieron dos premios: el Premio al Fomento del Empleo entre las personas sordas por impulsar un entorno laboral accesible para este colectivo, de la Confederación Nacional de Sordos, y el Accésit del II Certamen al Mejor Puesto Adaptado en Empresas, de la Fundación SER-MES.
El proyecto gustó tanto en el colectivo de las personas sordas que incluso nos hicieron un pequeño reportaje para el informativo “En lengua de signos”, que televisan los sábados por la mañana en La 2, de TVE.
Después de estos 9 años y mirando ahora atrás, casi me atrevería a decir que el haber aprendido lengua de signos y poder comunicarme con las personas sordas (o al menos intentarlo) es de las cosas más gratificantes que vivo a diario en mi trabajo.
Solo con ver las caras de agradecimiento por haberles podido ayudar, no solo en temas de prevención, sino también administrativos (pedir una nómina, firmar un contrato, una entrevista de trabajo, etc…), hace que haya merecido la pena todo este camino.
Rebeca Gónzalez Pascual, técnico PRL en ILUNION Facility Services
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