Retrato fotográfico de Sara Muñoz

Una carrera plena construyendo un mundo mejor

Por Sara Muñoz.

Después de una larga carrera profesional, ha llegado el día de jubilarme. Los días previos a esta fecha han sido muy intensos. He recibido mensajes y correos muy emotivos, y también he disfrutado de desayunos largos con personas que conozco desde hace muchos años, recordando los grandes momentos y lo bien que nos sentíamos cuando trabajábamos. 

En 1981 comencé a trabajar en una entidad financiera. En aquel momento los viajes eran continuos, el trabajo intenso y formar parte de un equipo donde el resto de los compañeros eran hombres, me hizo intentar superarme día a día. 

En 1987 una compañera de trabajo me comentó que en el colegio Vicente Mosquete de la ONCE estaban buscando a una persona para que impartiera formación a estudiantes afiliados a la organización y que cursaban formación profesional.  

La entrevista con el director de colegio fue bastante rápida. Puso una pila de libros encima de la mesa y me dijo: “Estas son las asignaturas que tienes que impartir”. Yo le pregunté si podía pensarlo y dar una respuesta al día siguiente, a lo que el director me dijo: “Necesito la respuesta ahora mismo”.  

En ese momento se produjo un cambio en mi vida, que marcaría mi ruta profesional hasta mi jubilación en ILUNION.  

El primer día de clase, un alumno llamado Jesús me dijo: “Tienes que ser muy buena, porque el profesor al que sustituyes es bastante bueno”. Únicamente le respondí: “Dame una oportunidad para poderlo demostrar”.  

Efectivamente, tuve esa oportunidad. Para mí todo era nuevo. Tuve que aprender braille, a dar clases de matemáticas, de contabilidad y de economía sin escribir en la pizarra. Tuve que aprender a escuchar cuando alguien del alumnado no se encontraba anímicamente bien, y lo que hacíamos era irnos a dar vueltas alrededor del colegio para hablar largo y tendido. 

Esos años fueron de los más bonitos de mi vida. Nos divertíamos aprendiendo, y aprendíamos divirtiéndonos. Hoy día, algunas de las personas a las que enseñé en aquella etapa están desarrollando su trabajo en puestos representativos del Grupo Social ONCE. No puedo sentirme más orgullosa de quienes fueron y de lo que han llegado a ser hoy por hoy.  

De esta etapa aprendí que gracias a que aquellos estudiantes y alumnas me dieron esa oportunidad, yo pude descubrir a unas personas que les encantaba aprender a pesar de las dificultades y limitaciones que en su día a día tenían, que tenían unas ganas tremendas de comerse el mundo.  

En 1994 de nuevo me volvieron a ofrecer un puesto de trabajo en una de las empresas de ONCE. Mi equipo estaba formado por dos personas, una de ellas, José Antonio, que en paz descanse, era sordociega. El otro compañero, Javier, un trabajador incansable donde los haya, continúa trabajando actualmente en el Grupo Social ONCE.  

El siguiente cambio fue pasar a trabajar en la correduría de seguros de la ONCE. Cuando llegué me encontré una empresa donde las personas con discapacidad y sin discapacidad trabajábamos a la par. Hoy día son muchas las empresas que trabajan por ser inclusivas, pero, lo cierto, es que aquí ya era una realidad hace años y un ejemplo a seguir hoy por hoy. 

Hasta hoy he seguido trabajando en la correduría de seguros de ILUNION. He tenido la gran suerte de contar en mis equipos con personas con discapacidad, y eso me ha llevado a valorar enormemente el capital humano y emocional que me rodeaba. He podido vivir el crecimiento de personas que, a día de hoy, ocupan un puesto relevante en la empresa. 

Recientemente, hablaba con una persona de mi equipo y estuvimos analizando su progreso en la empresa desde que entró. Cuando vimos todo el camino recorrido, ella me dijo: “Es que has confiado en mí”.  

Como broche a toda la reflexión anterior, quiero agradecer enormemente a las personas que han trabajado conmigo, la implicación, el esfuerzo y la ayuda para sacar adelante procesos y proyectos que, a día de hoy, siguen en marcha. 

“Hablemos de personas con discapacidad y hagámoslo con orgullo, porque son muchas las que cada día demuestran su valía y su capacidad, a pesar de las dificultades que la sociedad les pone en el camino”.  

Aunque mi carrera profesional ha acabado en ILUNION, la marca de las empresas del Grupo Social ONCE, yo seguiré luchando para que las personas con discapacidad sean parte de una ciudadanía de pleno derecho dentro de nuestra sociedad. 

 

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