Imagen en blanco y negro donde se ve una silla de ruedas frente al mar

La luna y el escalón: una reflexión en el Día Internacional de las Personas con Discapacidad

Bastante antes de que la accesibilidad se convirtiera en parte fundamental de mi actividad profesional, fui consciente de la escasa, más bien nula, atención que habitualmente ponemos en este aspecto de nuestro entorno más inmediato, en el que cada día vivimos. Un buen amigo había empezado a ir en silla de ruedas como consecuencia de un accidente; quedamos a comer en un restaurante cerca de mi trabajo, un restaurante al que yo había ido bastantes veces. Le dije que era un sitio en el que no había barreras de entrada para él. Cuando llegamos fui consciente por primera vez de que en la entrada del restaurante había un escalón. No podía creerlo. ¿Cómo no me había dado cuenta hasta entonces?

A partir de ese día, mi percepción de los lugares por los que me muevo cambió de forma importante. Incorporé nuevos elementos a mi “radar” particular; empecé a ver los escalones, los espacios demasiado pequeños en los que alguien que se mueve en una silla de ruedas no puede entrar o no puede dar la vuelta; los elementos imposibles de manipular por alguien que tiene dificultades para utilizar sus manos; los espacios de aparcamiento mal ubicados o mal utilizados por conductores con poca capacidad de observación o poco respetuosos.

Tiempo después, cosas de la vida, la accesibilidad pasó a ser mi profesión. Fui conociendo los problemas que para muchas personas supone una mala señalización en las aceras o en las puertas acristaladas, los textos complejos, la comunicación oral estandarizada, una web o una app mal diseñadas... ¡Tantas circunstancias de nuestra vida diaria!

Y también fui aprendiendo las soluciones para todas estas situaciones. Soluciones que en la mayor parte de los casos no son ni tan complicadas ni tan caras como habitualmente se piensa. En una ocasión escuché a una persona con lesión medular algo que se me quedó grabado: “¿Cómo es posible que hayamos sido capaces de ir a la luna y yo no pueda entrar en las tiendas de mi barrio?”

La toma de conciencia de la falta de accesibilidad y de su enorme importancia suele estar relacionada muy a menudo con circunstancias personales. En gran número de casos vamos percibiéndolo cuando, por nuestra situación particular, el entorno se convierte en barrera. Cuando nosotros mismos o alguien cercano tiene dificultades para moverse, para ver, para oír, para comprender. Hagamos una lista de esas posibles circunstancias. Nos sale un listado enorme ¿no es así?

De ahí que sea necesario dar el paso de lo particular a lo universal, de lo circunstancial a lo general. No esperemos a necesitarlos en primera persona, trabajemos para preparar un entorno, unos productos y unos servicios accesibles. Es posible hacerlo diseñando, construyendo, creando siempre a partir de las características de la accesibilidad para todos. E incorporando las soluciones correctas en los casos en los que ya hay barreras.

A esa apasionante tarea nos dedicamos cada día en ILUNION Tecnología y Accesibilidad. Nuestro trabajo consiste principalmente en diseñar los cambios necesarios para conseguir productos, servicios y entornos lo más eficaces, inclusivos, accesibles y seguros posible.

Trabajamos la accesibilidad desde todos sus puntos de vista, es decir, de forma integral, desde el ámbito tecnológico, físico y social. Nuestra misión es ayudar a otras empresas, organismos públicos y entidades del tercer sector a realizar su transformación en materia de accesibilidad, tanto en la parte digital como de sus espacios y entornos. Favoreciendo que, de manera natural, la diversidad y la accesibilidad se conviertan en algo trasversal para toda la compañía.

El 3 de diciembre es el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Como cada año, habrá muchas referencias a la accesibilidad, es una buena ocasión para hacerlo. Pero que no se quede ahí.

Porque la no accesibilidad nos afecta a todos, sigamos, el 3 de diciembre y todos los demás días, hablando de accesibilidad y trabajando para conseguirla.

Por Pilar Soret, directora Comercial de ILUNION Tecnología y Accesibilidad

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