Imagen de un trabajador en Servimedia

ONCE y su Fundación y cómo nos ven desde fuera de España: del asombro al "Yo también quiero ser eso..."

En las seminarios de Cultura Corporativa que desde el primer trimestre del año pasado llevamos impartiendo mi compañera Gracia Cabañero y yo, uno de los temas en los que de forma creciente vamos haciendo hincapié es en poner de relieve el hecho de que el nombre de la ONCE y su Fundación son bastante conocidos por personas que trabajan en el ámbito de la discapacidad en muchos países, principalmente latinoamericanos (fundamentalmente por la extraordinaria labor de la FOAL) y europeos (Fundación ONCE como organización lider de la discapacidad en la Unión Europea); sin embargo, la realidad es que esas mismas personas desconocen casi por completo las actividades de la organización, y ni sospechan de la existencia de las empresas del Grupo.  

En otros países, como por ejemplo EE.UU, la ONCE y su Fundación son totalmente desconocidas, incluso en el ámbito de la discapacidad.

Sin embargo, lo que resulta llamativo son las reacciones de TODAS las personas con las que hablamos que trabajan en temas relacionados con la discapacidad en todos los países: la característica común es el ASOMBRO que les provoca conocer la dimensión económica y social de la ONCE, su Fundación y las empresas del Grupo, así como los logros conseguidos y la influencia generada en España. De esta forma, a sus ojos y de forma objetiva la ONCE y su Fundación pasan a convertirse en la referencia mundial en materia de inclusión socio-laboral de personas con discapacidad y en Accesibilidad Universal.

Ahora bien, superado el momento de asombro, lo siguiente que resulta más llamativo, es los que en muchas ocasiones preguntan a continuación: “pero, ¿por qué no salís y dais a conocer por todo el mundo lo que hacéis?

Frases como “sois el secreto mejor guardado”, “ya es hora de que el mundo conozca lo que hacéis”, “no podéis seguir sin compartir con el resto del mundo vuestras buenas prácticas”, incluso “sois una perita en dulce…” han sido comentarios que hemos escuchado de forma recurrente a lo largo del último año.

Estos comentarios se han hecho extensivas al entorno empresarial: cuando las personas con las que hemos hablado han conocido el número y la variedad de productos, servicios y soluciones ofrecidas desde las empresas de ONCE y su Fundación, quedan tremendamente impresionados. 

Bien es cierto que esto no ocurre sólo fuera de España: dentro de nuestras fronteras, a pesar de que ONCE y su Fundación son una de las marcas más conocidas y consolidadas, en realidad muy poca gente conoce las actividades que desarrollan más allá de "una gran labor social"; y mucho menos saben que la ONCE y su Fundación tienen empresas, varias de ellas líderes en sus respectivos sectores y, en algunos casos, auténticas referencias en, al menos, Europa.

Todos estos comentarios y reacciones parecen apuntar en una misma dirección: que, objetivamente, la ONCE y su Fundación son organizaciones únicas en el mundo, pero apenas se las conoce, desde luego mucho menos de lo que podría considerarse razonble dada su trascendencia.

La tercera reacción que se suscita en las personas de fuera de España a las que hablamos sobre la ONCE, su Fundación y las empresas del Grupo es: ¿cómo es posible que no una, sino DOS ORGANIZACIONES sin ánimo de lucro, ya no sólo posean empresas, cuando lo normal es lo contrario, sino un grupo de ellas tan numeroso y con una oferta de productos, servicios y soluciones tan amplia?

El remate es cuando se les habla del número de personas que trabajan en las empresas, el porcentaje de personas con discapacidades diversas trabajando en las mismas, en entorno de plena normalidad, así como la elevada especialización y cualificación de muchos perfiles.

La reacción final también suele ser siempre la misma: "Oye, yo quiero éso...¿nos podéis ayudar a  traer vuestro modelo aquí..?"

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